jueves, 29 de marzo de 2007

El aprendizaje ético y la ciudadanía democrática: elementos claves de la transformación

La ciudadanía se ha convertido a lo largo de los años en un constructo histórico que ha sido objeto de infinidad de matizaciones. Desde las aproximaciones que Aristóteles ofreciera en su reconocida obra La Política, al considerar la polis (lo público) como el ámbito propio de la ciudadanía frente al oikos (lo privado) este concepto ha inspirado a grandes pensadores, filósofos, políticos, sociólogos y pedagogos sobre la complejidad y trascendencia no sólo de su contenido, sino también de sus implicaciones en los diferentes ámbitos de la vida socio-económica y cultural de los estados- nación (Arendt 1968,1992,1998; Held 1996;2001 Habermas 1990; Giddens 1994; Pettit 2000; Gutman 1999; Cortina 1992,1997,2000,2001, entre otros).

Encontramos numerosas obras, tratados, seminarios, congresos, conferencias, proyectos y reformas educativas que invitan a la reflexión, comprensión y actuación de las exigencias que conlleva el ejercicio de la ciudadanía, por lo que sin duda, intentaremos esbozar algunas apreciaciones en torno a la relación que podemos encontrar entre la ciudadanía democrática y el aprendizaje ético como elementos básicos en los procesos de transformación que las sociedades necesitan para construirse bajo condiciones de justicia, igualdad y solidaridad para todos. De seguro quedarán muchos otros elementos a considerar, que por las limitaciones de tiempo y espacio no podremos tratar con la profundidad que quisiéramos, pero precisamente la actualidad de este tema no sólo revela su importancia, sino también el carácter inagotable de su estudio para generar nuevas rutas de apreciación, aprehensión y actuación.

Al parecer la noción de ciudadanía recoge los esfuerzos que tanto liberales como comunitarios sostienen desde sus respectivos paradigmas. Por una parte, los liberales se interesan por el diseño racional de una sociedad justa y, por otra, los comunitaristas resaltan la necesidad de pertenencia a una comunidad. Como se deriva del planteamiento de Kymlicka y Norman (1994), la noción de ciudadanía tendría el mérito de unir las dos perspectivas: lo "racional" derivado de la justicia y lo "sentimental" contenido en la pertenencia.

También los que abogan por recuperar, desde una perspectiva moderna, la tradición republicana de Roma y la experiencia republicana italiana durante el período renacentista, acuden a la noción de ciudadanía para establecer una mediación entre los defensores del liberalismo y del comunitarismo. En los últimos años, el trabajo de Phillip Pettit es una muestra del creciente interés que está despertando la complementariedad de tales argumentaciones. Su clásica obra Republicanism. A theory of freedom resulta inspiradora para quienes pretenden encontrar otra voz que se ajuste a sus expectativas y proyectos bajo criterios de responsabilidad, libertad y justicia. Camps (2004, p. 5) refiriéndose a la obra de Pettit señala, “El republicanismo no aboga sólo por un ciudadano que no sea siervo, sino asimismo por un ciudadano que ejerza realmente de ciudadano. Para decirlo en términos aristotélicos y me temo que anacrónicos: la república precisa de ciudadanos virtuosos, capaces de adquirir aquellas virtudes o valores que la democracia y el estado de derecho exigen. Pues la república debe ser una comunidad política de ciudadanos activos que comparten y procuran realizar un conjunto de valores comunes”.

Y, al plantear el republicanismo como una corrección del liberalismo señala esta misma autora,

“El individuo que ha ido ganando espacios de libertad no siempre sabe ejercer bien la libertad: tiene que aprender a no abusar de ella, a no dominar a otros, a respetar también la libertad de los demás”.

En las democracias liberales de nuestro tiempo se echan de menos las buenas costumbres que reclamaba Maquiavelo a los ciudadanos de las repúblicas renacentistas, o los hábitos del corazón que Tocqueville descubrió en los miembros de la incipiente democracia americana. Es eso lo que significa el civismo, la moral mínima necesaria para vivir pacíficamente todos juntos (Camps, 2004).

También, las aportaciones de Hannah Arendt resultan iluminadoras dentro de la tarea que nos ocupa, especialmente aquéllas relacionadas con la pluralidad, la acción y la esfera pública. Su extensa producción académica y su singular actuación en el panorama socio-político que le correspondió vivir, la han convertido en una de las figuras claves del pensamiento filosófico-político del siglo XX.

Su obra La condición humana y sus ensayos reunidos bajo el título Entre el pasado y el futuro ofrecen un análisis detenido sobre las consecuencias negativas del triunfo de la modernidad, tales como el papel hegemónico de la labor (homo laborans) frente a la acción (homo politicus) y la desaparición del espacio público en el que se desvanece la ciudadanía misma. Frente a la labor y al trabajo (dimensiones de la actividad humana) la acción emerge a partir de la pluralidad y posibilita la concresión de las iniciativas.

Por lo tanto, potenciar el espacio público se hace necesario para lograr que la libertad y la igualdad se revelen y los sujetos interactúen mediante el habla y la reflexión en un contexto donde afloren sus propias identidades, evalúen sus acciones y descubran experiencias mediante procesos de deliberación colectiva en temas de interés común. Consecuentemente, la construcción de la ciudadanía requiere la formación de la naturaleza política del hombre y es ahí donde el aprendizaje ético que se deriva tanto de la cultura familiar como de la escolar en los diferentes niveles y espacios formales, no formales e informales desempeñan una función esencial para activar los mecanismos de transformación que requieren en la sociedades contemporáneas, en donde la cultura mediática también juega un papel fundamental en la movilización de voluntades.

Fuente: “El aprendizaje ético en la construcción de la ciudadanía democrática”. María del Pilar Zeledón Ruiz. Universidad de Costa Rica Facultad de Educación Instituto de Investigación en Educación. Actualidades Investigativas en Educación.